Para que la terapia génica funcione se
debe introducir el gen terapéutico en cientos de millones de
células, y para ello es necesario un vehículo o vector que lo trasporte
hasta el interior de las células.
Un buen vector al menos debe:
-
Ser reproducible y estable.
- Permitir la inserción de material
genético.
-
Reconocer y actuar sobre células específicas.
-
Poder regular la expresión del gen terapéutico.
-
Carecer de elementos que induzcan una respuesta inmune.
Los retrovirus comprenden una clase de virus cuyo
material genético es una cadena sencilla de ARN; durante su ciclo vital, el
virus se transcribe en una molécula bicatenaria de ADN, gracias a la acción de
la enzima transcriptasa reversa, que se integra en el genoma de la célula
huésped sin aparente daño para ella. La mayor parte de los retrovirus, a
excepción del HIV, sólo se pueden integrar en células con capacidad para
replicarse, lo cual restringe su uso. Sin embargo, se pueden desarrollar en
grandes cantidades y su expresión en la célula hospedadora se mantiene durante
largos periodos de tiempo.
1. Los retrovirus comprenden una clase de virus cuyo
material genético es una cadena sencilla de ARN; durante su ciclo vital, el
virus se transcribe en una molécula bicatenaria de ADN, gracias a la acción de
la enzima transcriptasa reversa, que se integra en el genoma de la célula
huésped sin aparente daño para ella. La mayor parte de los retrovirus, a
excepción del HIV, sólo se pueden integrar en células con capacidad para
replicarse, lo cual restringe su uso. Sin embargo, se pueden desarrollar en
grandes cantidades y su expresión en la célula hospedadora se mantiene durante
largos periodos de tiempo.
2. Los adenovirus son un conjunto de virus con ADN lineal de
cadena doble. Los vectores de adenovirus son más grandes y complejos que los
retrovirus. La principal ventaja de su utilización en la terapia génica es que
se pueden producir en grandes cantidades y transfieren de forma muy eficaz el
material genético a un número elevado de células y tejidos, aunque el
hospedador parece limitar la duración de la expresión del nuevo material
genético.
3. Los virus adeno-asociados son pequeños, no autónomos y con
ADN lineal de cadena sencilla. Los vectores que se forman con este tipo de
virus son muy simples y son capaces de expresarse a largo plazo en las células
que no se dividen. Otra de las ventajas del uso de virus adeno-asociados es que
son virus no patógenos y por lo tanto en la mayoría de los pacientes no
aparecen respuestas inmunes. En contrapartida, tiene limitación en el tamaño
del DNA recombinante que podemos usar dado el tamaño de estos virus y en la
complejidad de su producción.
4. Los herpesvirus poseen un material genético compuesto por
ADN de doble cadena lineal, este tipo de virus son muy útiles, pues es posible
insertar en su genoma grandes cantidades de ADN y llevar a cabo durante largos
periodos de tiempo infecciones latentes en la célula hospedadora, sin ningún
efecto aparente sobre ésta. El inconveniente que presentan estos virus es que
están asociados a alteraciones linfoproliferativas, con lo cual, para su uso
como vectores es necesario identificar estos genes y eliminarlos, manteniendo
únicamente aquellos que permitan la replicación del virus y el mantenimiento
del plásmido viral. Hasta la fecha, el uso fundamental de los herpesvirus en la
terapia génica se limita al empleo in vivo del herpes simples (HSV).
1. El bombardeo de partículas constituye
una técnica efectiva de transferir genes tanto in vitro como in vivo.
Estas partículas, aceleradas por una descarga eléctrica de un aparato o
por un pulso de gas son «disparadas» hacia el tejido.
2. Otra alternativa es la inyección directa del ADN o
ARN puro circular y cerrado covalentemente, dentro del tejido
deseado. Es un método económico, y un procedimiento no tóxico, si se compara
con la entrega mediante virus. Como desventaja fundamental hay que señalar que
los niveles y persistencia de la expresión de genes dura un corto periodo de
tiempo.
3. Un problema que se plantea con las técnicas anteriores
es que el vector alcance realmente su objetivo y no quede diseminado por el
organismo. Por ello existe un procedimiento que consiste en introducir, junto
al material genético que queremos transferir, moléculas que puedan ser
reconocidas por los receptores de la célula diana.
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