La terapia génica es la corrección de un
defecto genético causante de enfermedad. Este concepto médico ya se planteó a
principios de los años 70, cuando empezaban a identificarse los primeros genes
en organismos como la bacteria Escherichia coli o en la Drosophila
melanogaster, la mosca del vinagre. Ambos modelos de estudio han proporcionado
las bases genéticas de la medicina actual. Los estudios actuales sobre genes de
organismos más complejos, entre ellos el humano, no son más que el resultado y
la extensión de todos estos modelos establecidos hace ya más de cuarenta años.
En la actualidad, la dotación genética de
una célula puede ser modificada mediante la introducción de un gen normal en el
organismo diana que sustituya al gen defectuoso en su función; es lo que se
denomina terapia génica. La terapia génica se puede definir como el conjunto de
técnicas que permiten vehiculizar secuencias de ADN o de ARN al interior de
células diana, con objeto de modular la expresión de determinadas proteínas que
se encuentran alteradas, revirtiendo así el trastorno biológico que ello
produce.
APLICACIONES DE LA TERAPIA GÉNICA
TERAPIA GÉNICA DE LAS ENFERMEDADES
MONOGÉNICAS
La terapia génica fue inicialmente
concebida como una forma de tratamiento de enfermedades genéticas causadas por
mutación de un sólo gen (monogénicas), de las que se conocen aproximadamente
4.000. Las enfermedades hereditarias comprenden trastornos de muy diversa
índole, en los que un gen defectuoso determina que no se sintetice una proteína
específica, o bien que se elabore una proteína anormal. En ambos casos, la
ausencia de la proteína normal puede ocasionar muy diversas manifestaciones
clínicas, según la función estructural o enzimática que normalmente ejerce
dicha proteína en las células.
En términos generales se trata de
enfermedades en las que la farmacoterapia convencional resulta poco eficaz.
Sólo para algunos de estos trastornos se han desarrollado y aplicado
tratamientos basados en la restitución de la proteína defectuosa o deficitaria.
TERAPIA GÉNICA DEL CÁNCER
En la actualidad se considera que
las alteraciones genéticas desempeñan un papel esencial en la patogenia del
cáncer. Por una parte, los oncogenes son genes que pueden producir
transformación maligna cuando se expresan de forma inadecuada debido a
mutación, a ampliación, o a nueva disposición. Los protooncogenes son los genes
normales que desempeñan un importante papel en la proliferación y
diferenciación celular normales, pero que son susceptibles de ser mutados y
convertirse en oncogenes, provocando la aparición de cáncer. En la mayor parte
de los casos codifican factores de crecimiento, receptores, u otras moléculas
implicadas en las vías de transducción de la señal, o factores de transcripción
que regulan la expresión génica.
TERAPIA GÉNICA DE LA INFECCIÓN POR
VIH
Actualmente, la infección por el
Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) se considera una enfermedad genética
de carácter adquirido, ya que el virus retrotranscribe su ARN genómico e
integra el ADN de doble hélice resultante en el cromosoma de la célula huésped,
de modo que es capaz de modular las funciones de la célula para, finalmente,
suprimir el sistema inmune. Por ello, el SIDA es en la actualidad un claro
objetivo de la terapia génica. Se han realizado ya numerosos estudios sobre el
tratamiento de la infección por el VIH mediante terapia génica, tanto in vitro
en diferentes líneas celulares como in vivo en animales de experimentación. Asimismo,
en la actualidad se están ensayando diversos protocolos clínicos de terapia
génica para el tratamiento del SIDA. Los ensayos clínicos en desarrollo
utilizan mayoritariamente técnicas ex vivo. Se aíslan células del paciente, las
cuales se utilizan como vehículos celulares de los genes terapéuticos. Mediante
vectores víricos o por inyección directa de ADN, se introduce un gen
terapéutico en estas células diana. A continuación, las células transducidas,
es decir, aquellas que han incorporado y expresado el transgén, son
reintroducidas en el paciente por vía intravenosa.
CONCLUSIÓN
En general, los factores necesarios para
conseguir que la terapia génica sea efectiva no son diferentes que para otras
modalidades terapéuticas nuevas. Incluyen los factores técnicos (la
distribución y expresión genética), clínicos (eficacia y seguridad terapéutica)
y factores socieconómicos. Se está realizando un enorme trabajo en la
actualidad para mejorar la capacidad de los vectores para transducir células de
forma segura y específica, para aumentar la capacidad de regulación de la
expresión del transgén por los promotores y para mejorar el conocimiento de las
condiciones más adecuadas para la transferencia génica. Aún así, todavía es
necesario un gran esfuerzo para conseguir el éxito final. Los resultados de la
terapia génica deben tener beneficios que pesen más que los riesgos y debe ofrecer
ventajas sobre los tratamientos convencionales, sólo así puede llegar a ser
aceptada en la práctica médica general.
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